La morfología no debe confundirse con la anatomía, que es la descripción de las partes internas del caballo.
Ya Jenofonte, alrededor del 400 a. C., describió las cualidades externas que había que buscar, en su Tratado sobre equitación: La morfología es un criterio extremadamente importante en muchos campos relacionados con los caballos, en particular el registro de libros genealógicos de las diferentes razas para que estén lo más cerca posible de los criterios impuestos por los estándares, pero también en ciertas presentaciones (o shows) ecuestres, donde son juzgados por su «belleza».
Algunos ponis no superan los 50 cm en la edad adulta mientras que los shire pueden alcanzar los dos metros de altura.
El perfil es un estudio de la forma general del cuerpo, comenzando por la testuz y el cuello.
Se utilizan tres términos específicos para referirse a esta apariencia general de un caballo.
Hombro, punta del hombro, brazo, codo, punta del codo, antebrazo, rodilla, flexión de la rodilla, caña, tendones, espejuelo, menudillo, cuartilla, pliegue de la cuartilla, espolones y sus barbas, corona, talón, mano, pezuña.
Por tanto, la conformación del lomo es importante en cualquier caballo destinado al trabajo y a la equitación.
La impulsión se transmite, pero sin flexibilidad, la marcha es entrecortada, lo que resulta en un caballo incómodo y expuesto a lesiones por la silla de montar.
Las patologías del dorso pueden llevar al caballo a defenderse u obstaculizar su trabajo poniéndolo rígido.
Los profesionales de la salud equina, como los veterinarios, tratan los casos más graves con técnicas como la mesoterapia, la osteopatía equina y diversos y otros que se han especializado en el tratamiento de patologías del dorso caballo.
El menudillo es la articulación en la parte inferior de las patas del caballo, situado entre la cuartilla y la caña.
Es un elemento esencial de la locomoción que justifica plenamente la expresión «sin pie no hay caballo».
Incluso hoy en día, los nómadas mongoles, los gitanos y los beduinos juzgan a un caballo según estos signos.
Hay dos categorías de belleza ː Los defectos son imperfecciones físicas que perjudican el servicio del caballo y lo deprecian.
Se dice que son «absolutos» cuando perjudican todos los usos, como aplomos irregulares o malos pies.
La puesta en mano se verá facilitado por un surco parotídeo grande y ahuecado que une la cabeza al cuello.
[3] La calidad de los aplomos se juzga en un terreno plano, parado primero y luego en movimiento.
Colocados detrás, en el surco formado por los metacarpianos laterales, los tendones deben ser netos, limpios y visibles.
Si el ángulo formado por la caña y la pierna es muy abierto, el corvejón es recto lo que favorece la velocidad.
Si es demasiado oblicuo, la flexión se reduce y el caballo tiene dificultades para emplear los cuartos traseros.
[3] El caballo patizambo al marchar tiene las extremidades hacia afuera y está predispuesto a cortarse.
La línea superior corresponde a la columna vertebral, comienza en la cruz e incluye el dorso y el lomo.
La línea superior del caballo de silla debe ser más bien larga que demasiado corta y siempre lo bastante fuerte como para llevar a un jinete.
El caballo «en subida», es decir con la punta de las caderas más baja que la cruz, es ligero y equilibrado.
Se dice que está «bien adherido» cuando su enlace con la espalda y la grupa no presenta ningún ángulo o depresión.
Las costillas cortas y el dorso largo convierten hacen al caballo cilíndrico, difícil de mantener ensillado.
Si está más inclinado, se dice que es «oblicuo», una cualidad buscada en el caballo de tiro.
Ambas caderas deben estar situadas al mismo nivel, ser salientes y bien separadas.
Por eso, por ejemplo, el caballo se siente más cómodo marchando recto en un descenso, ya que la articulación del menudillo no tiene la flexibilidad lateral del tobillo de un hombre, que a veces es más cómodo en una posición oblicua.
Algunos caballos han pasado ingresado a la historia y al Libro Guinness de los Récords por sus peculiaridades morfológicas.