Esta crítica causó gran controversia entre los lectores del momento, que hizo una valoración negativa.
Aunque Villalonga se burlaba de quienes lo utilizaban y tenía poca fe en las posibilidades de esta lengua, con el catalán quería dar más plasticidad a la obra, es decir, para enfrentarse con más facilidad a la sociedad mallorquina.
Apareció una primera edición en 1931, con un prólogo de Gabriel Alomar y firmada por "Dhey", el pseudónimo que solía utilizar el autor en la prensa mallorquina.
A la traducción castellana, del autor, publicada a la revista mensual Brisas, que Villalonga dirigía y en buena parte redactaba, del nº XVIII (octubre 1935) al XXV (mayo 1936), se añadió el capítulo XX actual, «Desvarieigs de Dona Obdúlia»; la 3a edición catalana (1954) incorporó el III, «Trenta anys enrere»; la 2a castellana, de J. Vidal Alcover, publicada en la revista Papeles de Son Armadans, tomo IV, núms.
10 al 12 (enero-marzo) y tomo V, nº 13 abril), del año 1957, los capítulos II, «Els primers moments»; X, «Aquell vint de gener»; XIX, «Així s'escriu la història», y XXIII, «Al carrer del Carme»; la 4a catalana (1965) y la edición de obras completas del 1963 añadieron el XVIII, « N'Aina Cohen va a veure Dona Obdúlia».