El 27 de julio, el comandante japonés exigió que los soldados del Kuomintang se desarmaran.
Solo sobrevivieron unos 60 civiles japoneses y proporcionaron a periodistas e historiadores posteriores testimonios de primera mano.
Los chinos prendieron fuego y destruyeron gran parte de la ciudad.
La consigna japonesa popular en esos días era "Castigar a China a los escandalosos" (暴戻支那膺懲) Bōrei Shina Yōchō o su versión más corta en chino: 暴支膺懲; en pinyin: Bōshi Yōchō.
Los aventureros militares japoneses estacionados en China utilizaron este incidente para justificar nuevas operaciones militares con el pretexto de proteger vidas y propiedades japonesas en Beijing y sus alrededores.