[3] Los amotinados pretendían declarar la República y amenazaron con bombardear Málaga,[4][5][2] y esperaban allí el levantamiento de las fuerzas republicanas, para luego navegar hasta Valencia o Barcelona, donde se esperaba un levantamiento popular que llevara a la república.
En público, sin embargo, ambos intentan minimizar la gravedad del suceso el cual denuncian como un hecho aislado protagonizado por «tres o cuatro desgraciados».
El día 8, tras un informe detallado del ministro de Marina de lo sucedido, el presidente Canalejas hace público el informe: «La sublevación reviste más importancia de la que en un principio se creyó (…) La conspiración tenía extensas ramificaciones, hallándose comprometidos más de cien marinos (…) El movimiento tenía carácter republicano.»[8] Con posterioridad, en juicio sumarísimo,[4] el cabecilla del mismo, Antonio Sánchez Moya,[4] fue condenado a muerte por fusilamiento,[3][2][9] que se efectuó el 9 de agosto de 1911 a bordo del mismo buque fuera del puerto de Cádiz,[10][4] en presencia del ministro de marina, mientras se producían tumultos en Cádiz y Barcelona por la actitud de indiferencia del Rey.
[2] Otros seis marineros amotinados, Vicente Díaz Rey, Francisco Camus, Gonzalo Moreira, Francisco Beas, Eduardo Gutiérrez y Jesús Ara,[11] fueron condenados a cadena perpetua.
[1][12] La documentación intervenida a los sublevados, provocó el registro de la vivienda del concejal republicano Pedro Román de la Cruz para comprobar si estaba relacionado con el motín.