Durante su existencia apoyó la conversión de Estonia en un estado autoritario y en 1933 promovió un referéndum para dar más poder al presidente, suprimiendo así el control del legislativo.
En 1931 empezó a editar el diario Võitlus ("Lucha") para difundir sus ideas y en 1932 permitió la adhesión de civiles, lo que aumentó su popularidad.
Presentaba similitudes con fuerzas fascistas, tales como el encuadramiento paramilitar, el saludo romano y un uniforme con camisa negra.
De este modo se estableció un régimen autoritario conocido como "Época del silencio" (Vaikiv ajastu) que duró hasta 1940.
[2] Artur Sirk huyó del país y mantuvo el continuó su dirección desde Finlandia, donde estaba exiliado.