La investigación inicial llevada a cabo en Alice Springs, que respaldaba la versión de los padres y testigos, fue crítica con la pesquisa policial, que consideraba el ataque de un dingo descabellado (posteriormente, se descubriría que los dingos salvajes sí podían atacar niños e incluso a un adulto).
Los hallazgos de la investigación fueron transmitidos en directo por la televisión, algo nunca antes visto en Australia.
El padre de Azaria, Michael Chamberlain, fue condenado como cómplice y su pena fue suspendida.
Una tercera investigación fue llevada a cabo en 1995, la cual culminó en un hallazgo «abierto».
Numerosos libros se han escrito sobre el caso y en la cultura popular australiana existen referencias que utilizan en particular la frase «A dingo ate my baby» ('¡Un dingo se comió a mi bebé!').