[1] Fueron introducidos en el siglo XVI condicionando drásticamente el paisaje de Montreuil.
Algo parecido ocurre con la vid (variedad Chasselas) en Thomery.
Acumulando energía solar durante el día, los mur à pêches la devuelven por la noche, lo que reduce el riesgo de heladas y acelera la maduración.
La mayoría de la producción montreuilense acababa en la vecina París.
[3] En los siglos XX y XXI la producción frutícola de los murs à pêches se ha vuelto marginal, pues la fruta proveniente del sur es más barata y se produce en mayor cantidad.