Ya en el siglo XIV, con las guerras castellano-aragonesas, se produce un asedio del rey castellano Pedro I, el Cruel, que provocó el derribó del barrio de las Barreras y los conventos de San Francisco y Santa Clara.
Por su parte, el castillo también evoluciona al compás que lo hace la ciudad, y así, en el siglo XV el castillo pasa a ser prisión del estado de la Corona de Aragón, estando allí presos nobles, abades y príncipes.
Con el tiempo, para poder hacer frente a las nuevas necesidades de infraestructuras, propias del crecimiento de la ciudad como tal, se levantan edificios como el Almudín, el Hospital, la Colegiata, así como cinco nuevos conventos, todos ellos a los largo del siglo XVII.
[1] En 1709 Felipe V, autorizó que se procediera a su reedificación de la ciudad utilizando para ello planos ilustrados, en los que se trazaba una ciudad con tres calles rectas paralelas de este a oeste que enderezaban los ejes medievales y supusieron la destrucción del barrio del Mercado.
Este fenómeno coincide y a la vez favorece, la expansión del ferrocarril.
Así Hacia mediados de siglo se crea el ferrocarril que unía Játiva con Valencia.
Son edificios con la planta principal como vivienda, una andana y un patio en la tercera crujía.