El nacionalismo paraguayo es una corriente ideológica y política que ha influido en el desarrollo del país desde su independencia en 1811.
[4][5][6][7] En la actualidad, el nacionalismo paraguayo sigue teniendo una presencia significativa en la política, la educación y la cultura popular.
Durante este período, el Estado paraguayo impulsó un desarrollo económico basado en la industrialización estatal y la modernización de las Fuerzas Armadas.
[8] La guerra se convirtió en un pilar fundamental del discurso patriótico paraguayo, generando una memoria colectiva basada en el sacrificio y la lucha contra la intervención extranjera.
[8] El nacionalismo paraguayo es una construcción ideológica compleja que combina diversos elementos históricos, culturales y políticos.
Desde el siglo XIX, las Fuerzas Armadas han sido presentadas como garantes de la soberanía nacional, lo que ha justificado su protagonismo en la política.
[15] Incluso tras el retorno a la democracia, el peso simbólico de las Fuerzas Armadas sigue presente en las conmemoraciones nacionales y en la educación cívica.
[13] Esta tendencia ha generado una cultura política en la que la centralización del poder y el autoritarismo son tolerados e incluso respaldados por amplios sectores de la población.
[11] A nivel social, el nacionalismo se expresa en la defensa del idioma guaraní como un símbolo identitario.
[15][8] En este sentido, afirman que los regímenes colorados del siglo XX —particularmente durante la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989)— explotaron el sentimiento nacionalista para justificar un Estado fuerte y militarizado, presentándose como los guardianes de la soberanía nacional frente a amenazas internas y externas.
[16] En este contexto, comunidades indígenas y sectores urbanos cosmopolitas han cuestionado la forma en que el discurso nacionalista ha sido instrumentalizado para definir quiénes son reconocidos como parte de la «auténtica» identidad paraguaya.
[11] En el ámbito político actual, el nacionalismo sigue siendo un recurso retórico poderoso, pero algunos analistas advierten sobre los riesgos de su uso populista.