Sin embargo, esta estaba a su vez prendada de don Carlos Laredo, quien era en realidad un morisco que se hacía pasar por cristiano viejo y cuyo verdadero nombre era Yúsuf ben Alí.
Don Luis acaba descubriendo su verdadera identidad, y celoso de él, lo delata ante la Inquisición, que lo condena a la muerte en la hoguera.
Tras la muerte de don Carlos, su hermana Fátima jura venganza y trama un plan.
Cuando el noble despierta, consigue liberarse de sus cadenas y encender una antorcha para guiarse en la oscuridad de la bodega, con tan mala suerte que termina prendiendo fuego al barco.
Tras esa espantosa muerte, la leyenda continúa diciendo que don Luis quedó condenado a repetir durante la eternidad su final, de modo que a la salida del sol del 15 de agosto, día de la Asunción de María, es posible oír desde el puerto de Cartagena un gran estruendo seguido de la silueta del barco entre la bruma.