Neoinstitucionalismo

Sus principales autores son, entre otros: Douglass North, James G. March, Masahiko Aoki, Johann P. Olsen, Paul DiMaggio y Walter W. Powell.

La sociología ha aportado una gran cantidad de conceptos al neoinstitucionalismo y ha constituido un corpus muy importante para el análisis social.

Esta última corriente considera a las instituciones como patrones sociales que muestran un determinado proceso de reproducción (Romero, 1999).

Si para los neoinstitucionalistas que aceptan la elección racional las instituciones son importantes como elementos del contexto estratégico, ya que imponen restricciones al comportamiento basado en el interés personal, es decir, definen o restringen las estrategias que los actores políticos adoptan en la lucha por alcanzar sus objetivos, para los neoinstitucionalistas más cercanos a las corrientes históricas y sociológicas las instituciones no sólo son el contexto, sino que juegan un papel mucho más importante en la determinación de la política (Romero, 1999).

Los sujetos para esta corriente son seguidores de reglas que se satisfacen (Thelen y Steinmo citado en Romero, 1999).

Por el contrario, la gente actúa en parte sobre la base de mitos, dogmas, ideologías y teorías a medio cocinar.

Individuos con bagajes culturales y experiencias comunes compartirán modelos mentales razonablemente convergentes, ideologías e instituciones, e individuos con diferentes experiencias de aprendizaje (tanto culturales como ambientales) tendrán diferentes teorías (modelos, ideologías) para interpretar el entorno.