Muchos casos son asintomáticos, pero suele haber tos, disnea, dolor torácico, derrame pleural, fiebre y hemoptisis.
La distribución suele ser bilateral,[3] y puede haber un nódulo pulmonar mal definido, que en los casos agudos presenta una atenuación grasa en la tomografía computada, lo cual lo hace radiológicamente diagnóstico de neumonía lipoidea.
Los cuadros clínico y radiológico (salvo cuando hay atenuación grasa en la tomografía) hacen que el cáncer de pulmón sea un diagnóstico diferencial, y debido a que la inflamación también es ávida de glucosa marcada con flúor, la PET-TAC no ayuda a aclarar el diagnóstico.
En ambos casos hay macrófagos cargados de lípidos infiltrando el tejido, hallazgo microscópico que hace el diagnóstico.
Incluye suspender la exposición al agente causal, uso de corticoesteroides, y a veces la resección del parafinoma.