Fue robado de su emplazamiento actual en 2006 por Steve Lee Olson, cuando era trasladado a una exposición en Nueva York.
Muestra un festivo ambiente madrileño, como El cacharrero y La acerolera.
Nuevamente Goya toca el tema de la infancia, como ya lo había hecho en Niños jugando a soldados y Muchachos cogiendo fruta.
En esta ocasión dos niños están montados en un carretón tocando instrumentos.
El cuadro se articula a través de fondos paralelos.