Unos niños, cuyas ropas indican que pertenecen a la alta sociedad campestre, juegan inflando una vejiga.
Junto a Muchachos cogiendo fruta es una de las primeras muestras del arte de Goya hacia los niños, captando ya su vivacidad.
Su estilo recuerda a La cometa o a El bebedor, cartones de la misma serie destinados también al comedor real.
Una nobleza cada vez más ávida de conocer la vida popular solicita escenas de majos y majas para sus estancias.
Incluso los más atrevidos se visten así para mezclarse entre la plebe y participar de sus festividades.