Fue factor clave en la final de la temporada 94-95 en el Estadio Azteca; en el primer partido salva un autogol del “Picas” Becerril, quien “rebana” el balón y obliga a Navarro a esforzarse al máximo para evitar la caída de su marco arriesgando el físico al impactarse con el poste, resultando ese partido a la postre con empate a un gol, y posteriormente en el partido de vuelta, con un atajadón a mano cambiada a una vaselina, (que aplaudiría cualquier portero de clase mundial), le robó un gol cantado al Grandote de Cerro Azul Carlos Hermosillo, que pudo significar el empate en el marcador, en esos momentos en los cuales la máquina cementera buscaba afanosamente el empate, manteniendo así la ventaja, que a la postre se incrementaría con un gol del Chileno Ivo Basay, obteniendo de esta forma, el primer campeonato de liga en la era profesional del club.
Para el torneo de invierno 97, Navarro deja las filas necaxistas para enrolarse con el Cruz Azul, militando por un año, siendo campeón en su primera temporada con la máquina cementera, participando en pocos encuentros, pues su rol se definió como segundo portero, perdiendo el puesto titular con Óscar “El conejo” Pérez.
fue segundo portero en la Copa América 1993 , en la que México terminó en segundo lugar, pero no hizo su debut internacional hasta una victoria por 5-1 sobre Hungría el 14 de diciembre de 1994.
Su primera experiencia como portero fue en un equipo llanero llamado Club Corinthians que fue dirigido por su dueño y entrenador Dr. Gilberto Ruiz Martínez, quien con gran dedicación entrenó a Nicolás como guardameta de su equipo.
Nicolás Navarro se casó con una mujer mexicana de nombre Karina Guerrero Nuñez; ambos tuvieron 2 hijos.