Nicolás Sáez de Elola

Provenía de una familia trabajadora que le proporcionó cierta educación como leer y escribir.

El inca Atahualpa y su séquito de nobles se hallaban en las inmediaciones.

El oro llegó a manos de los conquistadores, sin embargo, la liberación del inca se tornó en ejecución.

En 1533 las tropas de Pizarro se dirigieron a Jauja donde Elola se instaló como contador para registrar los barcos que llegaran al puerto de Pachacama u otros.

Según documentación de Sevilla, Nicolás regresó del Perú casado con una india cuyo padre dio en dote por ella nada menos que 8.000 ducados de oro.

[6]​ Con un total de 2.200 ducados de oro y siguiendo las trazas dadas por el maestro cantero Domingo de Rezabal, comenzaron unas obras que darían como resultado una joya renacentista, única en Guipúzcoa y el País Vasco, en la que sus tres disciplinas, arquitectura, escultura y pintura, corrieron parejas.

Capilla del Silencio en la Iglesia Parroquial de Azpeitia
Capilla del Silencio y Mausoleo de Nicolás Sáez de Elola en la Iglesia parroquial de Azpeitia