Nicolás de Heredia

Debió entonces desviarse hacia la costa de Chile, según lo pactado, pero, por presión de sus soldados, decidió dirigirse hacia la provincia que los incas llamaban Tucumán, donde los indígenas decían que había grandes riquezas.

Éste, llegado desde Arequipa al mando de 25 soldados, simuló avenirse con Mendoza y juntos continuaron la exploración del territorio.

Los soldados se desanimaron y reclamaron a Mendoza la retirada de ese territorio hostil.

Repuestos del sobresalto, los soldados reconocieron a Heredia como su capitán y decidieron retornar al Perú.

Heredia fue convencido por Mendoza para formar una alianza y luchar contra los gonzalistas, con lo que pensaban obtener recompensas de la Corona.

[3]​ Los dos capitanes fueron tomados presos y decapitados, siendo las cabezas enviadas a Arequipa, para que fueran exhibidas en la picota.