Nicolas-Hubert Mongault (1674-1746) fue un religioso, mentor y traductor de Francia.
Mongault, más tarde, instruyó humanidades en Vendome, pero una dolencia del pecho no le dejó proseguir sus labores de profesor, salió de la Congregación y en 1699 se retiró al Colegio de Borgoña.
Colvat, arzobispo de Tolosa y amigo de Mongault, le requirió a su lado, pero a pesar de ello regresó a París, donde fue aceptado en la Academia de Inscripciones y Lenguas Antiguas.
El abad Guillermo Dubois, a la sazón primer ministro, quería que el príncipe vienese a trabajar con el, y se empeñó con Mongault para lograrlo, pero este rehusó impidiendo que se rebajase su púpilo abusando de su confianza, demostrando que el institutor no saciaba sus ambiciones que le señalaban.
Como traductor y escritor, su obra sobre Cicerón citada y su historia de Herodiano son muy valoradas por la pureza y gentileza de estilo que en ella sobresale, y por la erudición de las notas con que desarrolló la primera traducción dicha, y redactó dos discursos sobre los honores divinos tributados a los gobernadores de provincia en tiempos de la república romana y la otra sobre el templo de Tullia.