La Noche que nadie duerme es una tradición llevada a cabo en Huamantla, en el estado mexicano de Tlaxcala.
Este hecho sería el primer culto externo que se realizara en Huamantla después de la persecución religiosa.
Para 1943, ya con un permiso del Presidente Manuel Ávila Camacho para proceder con un culto externo (otorgado en1942), los vecinos contaban con una mejor organización y la procesión se llevó a cabo por primera vez sobre tapetes de aserrín confeccionados por los señores Antonio Salazar, Enedino Torres, José Lira y Bernardo Báez.
Por esta razón, su antiguo santuario colonial de estilo barroco, construido en el siglo XVII, fue demolido para construir uno de dimensiones más grandes, y es el que actualmente aloja a la venerada imagen.
Hoy en día este arte efímero es un patrimonio intangible del estado de Tlaxcala, según decreto realizado por el congreso estatal en el año 2011.
Las calles son cerradas a la circulación, y los demás ornamentos se dejan ver: floreros, lámparas, pasacalles, arcos, iluminación, portadas de semillas colgantes y festones de colores, que aumentan la elegancia del decorado por donde más tarde pasará la procesión presidida por la imagen de la patrona en su carro alegórico.
Las alfombras tienen una función rogativa, de alabanza y agradecimiento por las bendiciones recibidas como la salud y la abundancia en las cosechas, por lo que esos frutos de la tierra son los que se ofrendan.
Las alfombras son composiciones elaboradas a partir de una imagen religiosa central, que es enmarcada con decoraciones hechas con flores multicolores.
Están elaborados a mano principalmente con tierras de colores naturales y flores.
Su elaboración es minuciosa en el detalle, logrando reproducir con tal realismo las figuras representadas que se asemejan a pinturas al óleo, el tiempo aproximado para la elaboración de una alfombra es de 12 horas.
Se visitan otros templos de la ciudad haciendo paradas, quemando fuegos pirotécnicos y entonando cánticos, durando toda la madrugada hasta el amanecer del día 15.