La notación visigótica es el sistema de notación musical utilizado a partir del siglo VIII (Fernández de la Cuesta, Ismael: Historia de la música española, 1.
No hay signos nuevos, aunque cada neuma posee un gran número de variantes, frente a la uniformidad de otros sistemas.
Todos los restos que han sobrevivido de esta notación están escritos en "campo abierto", es decir, sin ninguna línea que indique una relación tonal absoluta: se trata, pues, de escritura musical adiastemática (sin pentagrama).
Las dificultades de interpretación de esta notación deriva del uso de los signos: en la notación hispánica, aunque el valor general de los signos sea adecuado, su valor particular (el que lo hace depender del contexto) no es correcto, debido a las sucesivas copias de los manuscritos en épocas en las que ya no se conocía este sistema de escritura, y se convierten en rompecabezas de difícil solución.
Además, es importante señalar que existen tres tradiciones en la notación hispánica: