Novela social española

Cuando hablamos de realismo social lo hacemos con un doble significado del término: en estas novelas hay una denuncia social, pero también cambia el personaje central, ahora será la sociedad en su sentido más amplio.

Surgen muy pronto manifiestos de intenciones, y en 1957 Josep Maria Castellet, crítico de origen catalán, se erige como portavoz del grupo en La Hora del Lector.

Entre ellos podemos destacar a los siguientes: José Díaz Fernández (El blocao, 1928, sobre la guerra de Marruecos; La venus mecánica, 1929; Octubre rojo en Asturias, 1935; o un ensayo fundamental, El nuevo romanticismo.

Mujeres obreras, 1934); Ramón J. Sender (Imán, 1930; O.P., 1931; Siete domingos rojos, 1932; Viaje a la aldea del crimen-Casas Viejas-, 1934); Manuel Domínguez Benavides (Un hombre de treinta años, 1933; El último pirata del Mediterráneo, 1934, sobre el financiero Juan March; La revolución fue así.

(Octubre rojo y negro), 1935), Andrés Carranque de Ríos (Uno, 1934; La vida difícil, 1935 ; Cinematógrafo, 1936); Joaquín Arderíus (La espuela, 1927; Campesinos, 1931; Crimen, 1934).