La colina de Belén hasta antes del siglo XVII, era conocida por los pobladores del sector aledaño del Altozano como un sitio donde se acudía durante las fiestas navideñas, ya que en su cima se erigía una pequeña choza pajiza donde los devotos ascendían por medio de un sinuoso camino conocido como los Quingos y armaban un rústico pesebre, realizando actos culturales en torno al nacimiento de Cristo.
Para el patronazgo del nuevo templo se decidió consagrarlo a la protección de la Virgen María, por lo que se encargó a la Escuela Quiteña una hermosa imagen de la Virgen María que arribó a la ciudad al poco tiempo.
Representa a la Santísima Virgen María sentada en un elaborado trono barroco forrado en pan de oro, en su cabeza adornada de cabello real donado suele portar un sombrero negro de campesino, que simboliza el viaje que emprende hacia Belén o en su fiesta patronal porta una esbelta Corona Imperial de oro hecha por el maestro orfebre Rafael Paz.
[3] Durante casi todo el año la virgen porta en su regazo una canasta con ropa de bebé simbolizando su embarazo y la espera por el nacimiento de Jesús, al llegar su fiesta patronal lleva al Niño Jesús en sus piernas que significa su venida al mundo y su alumbramiento durante la Natividad.
Orden del desfile: Iniciando en la Iglesia de San Francisco.