La talla fue públicamente profanada; arrastrada desde el templo hasta la plaza del mercado,[3] fue en principio sarcásticamente venerada para después recibir numerosas cuchilladas, cortes de espada y golpes de hacha los cuales deformaron su rostro,[4] siéndole amputados ambos brazos así como la talla del Niño Jesús que cargaba en su regazo,[5] imagen que quedó reducida a astillas: La noticia del saqueo provocó gran ofensa en Felipe II y su corte.
581 El cortejo se dirigió a la iglesia del colegio, donde se encontraba la reina Margarita, quien por motivos de seguridad no participó en la procesión, aunque sí dispuso ricos tapices pertenecientes al patrimonio real para la ceremonia de entronización en el altar mayor.
En los días posteriores se celebró un novenario al que asistieron miembros de varias instituciones, como la Inquisición, la Chancillería, la Universidad y el cabildo catedralicio.
El rostro presenta importantes mutilaciones, destacando cortes en los labios, el mentón, ambas mejillas, el ojo derecho y la nariz, la cual está prácticamente ausente.
La imagen se apoya en una peana octogonal decorada con las cabezas aladas de ocho serafines en altorrelieve, mientras que sobre la cabeza porta una corona circundada por una aureola rematada con una cruz custodiada por estrellas, regalo de antiguos alumnos del colegio en 2000.