Para pasar de las unidades a las decenas, y de las decenas a las centenas, se multiplica por el mismo número, aquí diez, por eso se dice que el sistema es la numeración en base constante.
Quedan rastros del empleo de la base veinte en algunos idiomas occidentales, como el francés (ochenta se dice quatre-vingts es decir cuatro veintes, ya que la palabra huitante se emplea en Suiza y Bélgica),[1] en danés (para los números 50, 60 y 70), en inglés (score, una veintena, two-score, three-score, four scores para ochenta), y en latín (donde 18 no se decía 10 + 8 sino 20 - 2).
Esto debido al desarrollo del cálculo electrónico y el procesamiento de datos.
Han legado al mundo actual el que una hora se divide en sesenta minutos, y no en diez o cien, la semana de siete días, la docena y el que el círculo se divide en 360 = 6×60 grados = 12x30 grados (en el Zodíaco), y no en cien o cuatrocientos (que también existe, pero no es tan común).
Por ejemplo, en base diez: Si la descomposición necesita una infinidad de cifras, se dice que el número no es decimal.