La apertura es una gráfica caballería floreciente, pero los analistas han encontrado la posterior elaboración de los temas demasiado largos y discursivos.
No obstante, aunque es obviamente una obra temprana, contiene algunos toques de la madurez Elgar.
[2] Sin embargo, generalmente se acepta que la pieza muestra inmadurez: Michael Kennedy comenta sobre «el desarrollo débil y demasiado largo» y la influencia «medio digerida» de otros compositores.
[3] El propio Elgar llegó a la conclusión de que la obra era demasiado larga, pero incluso después de haber llegado a escribir composiciones más características y maduras, describió Froissart como «algo bueno y saludable».
[1] Froissart no es una obra programática: a diferencia de la posterior Falstaff o incluso Cockaigne, no cuenta una historia detallada, sino que evoca un estado de ánimo y actitud en términos generales.