En la mitología griega, Ocírroe (en griego antiguo Ὠκυρ(ρ)όη/Ôkur(r)hoê, «corriente rápida») era hija del centauro Quirón y de la ninfa Cariclo, sólo mencionada por Ovidio.
A continuación se dirigió a su padre y le profetizó que intercambiaría su inmortalidad a cambio de dejar de sufrir la agonía que le produciría el veneno de una serpiente.
Ocírroe no tuvo tiempo para seguir profetizando y fue finalmente metamorfoseada en yegua, entre lamentos por haberse atrevido a revelar el secreto de los hados.
Quirón, entre lágrimas, rogaba a Apolo, padre de Asclepio, que le auxiliase, pero este no pudo intervenir porque se encontraba lejos y porque nadie podría desafiar la voluntad del mismísimo Zeus.
[1] En otras fuentes a la hija de Quirón se la denomina como Melanipe, Evipe o Hipe.