El ministerio encargó la filmación de este cortometraje al cineasta catalán Jorge Grau (Barcelona 1930) como prueba de que se había acabado con el chabolismo en la villa vizcaína.
La cinta se filmó exclusivamente para ser visionada por el general Franco y no para su exhibición pública o para su circulación a través del NO-DO.
Si bien el cortometraje fue encargado por el Ministerio de la Vivienda, el director Jorge Grau realizó un trabajo sutilmente crítico.
Los planos del interior de las chabolas están acompañados por un silbido humano, que recuerda que aún en la miseria había vida; se muestran además diversos planos en picado, con aristas puntiagudas, de la nueva urbanización, con música electrónica, en contraposición con las imágenes más amables y campechanas de las familias en las chabolas.
El director hubo de volver a Bilbao al día siguiente para filmar diversos planos de ciudadanos sonrientes y contentos que se incluyen en el montaje final.