Después de la guerra, en París, trabajó casi exclusivamente a carboncillo y litografía.
También mantendría una estrecha relación con científicos como Armand Clavaud (quien le hace estudiar anatomía, osteología y zoología), o Charles Darwin.
La obra de Odilon Redon se inicia en curiosa oposición a la corriente impresionista dominante en su época.
Así, Redon da rienda suelta a su fantasía, entremezclando mitos paganos con materialismo científico, animales imaginarios con maquinaria de la Revolución industrial.
Hasta 1890 su trabajo fue casi exclusivamente en blanco y negro, pero poco a poco, y rondando ya los cincuenta años, sus litografías se tornan más luminosas, hasta alcanzar finalmente el color.