Mayoritariamente el proceso es llevado a cabo mediante un micromecenazgo, pero las OIC privadas se están volviendo muy comunes.
En una OIC, las criptomonedas son vendidas en forma de tókenes a especuladores o inversores a cambio de dinero tradicional u otras criptomonedas como Bitcoin o Ethereum.
Los tókenes son vendidos como «futuras» unidades de la moneda cuando la OIC llegue a su objetivo y el proyecto se lance.
[2] Las OIC pueden permitir al startup evitar la ley e intermediarios como bancos y bolsas de valores.
Ethereum hizo una oferta en 2014, llegando a conseguir 3,700 BTC en las primeras 12 horas, aproximadamente 2.3 millones en aquel momento.
Para el final de 2017, las OIC crecieron al menos 40 veces más capital de lo que crecieron en 2016, aunque aún representa menos del 2% del capital recaudado por las IPOs.
Snapchat, LinkedIn y MailChimp han limitado el número de compañías que podían hacer publicidad en sus plataformas.
Las personas deberían ser muy cuidadosas de estas cosas que están sucediendo en este campo.
[35] La autoridad financiera de Reino Unido ha alertado que las OIC tienen mucho riesgo y inversión muy especulativa, son estafas en algunos casos y no suelen ofrecer protecciones para los inversores.
Las criptomonedas pueden ser transferidas fácilmente a través de fronteras nacionales y jurídicas.
Los distintos países han tenido diferentes acercamientos a la hora de regular las criptomonedas.
Las criptomonedas útiles pueden tener valor porque permiten al propietario cambiarlas por un bien o un servicio en un futuro, como Bitcoin.
La SEC acusó a Maksim Zaslavskiy por fraude en septiembre de 2017 en relación con las OIC para RECoin y DRC World.