El término omismo procede del mantra (palabra sagrada, fórmula de concentración mística) «om», que en las religiones hinduistas y budistas es el origen de la creación del universo.
Esta cosmogonía a través del verbo es común a gran número de religiones, y en concreto «om» es el símbolo elegido por el movimiento omista para mostrar su voluntad de unificación.
Sus miembros se declaran pacifistas y conciliadores, afirmando contar con miles de seguidores por todo el mundo, con unos 2.000 en Francia.
El Mandarom, la “ciudad santa” de los omitas, se encuentra en los Alpes franceses, y se ha convertido en el centro de las numerosas polémicas que han afectado a este movimiento religioso.
Este “ashram” se considera un santuario común para todas las religiones y posee templos de diversas confesiones.
Cuando se dignaba aparecer en público el Mesías iba envuelto en ropajes de lamé destellante, tocado con una exagerada tiara y calzado con delicados escarpines blancos.
El Mandarom contestó a este informe parlamentario y presentó una lista de veinticinco puntos que consideraba falsos o difamatorios.
En la comunidad de Mandarom se encuentran varios maestros, psicólogos escolares, y doctores en ciencias educativas, como su actual presidente.
Se presentó como un “integrista musulmán” y conminó al Mesías a que se presentase ante él para someterse a un “bautismo de fuego”, deseando dispararle para comprobar si era en verdad el Mesías.
El movimiento reaccionó publicando en su página web www.aumisme.org diversos documentos que fueron utilizados en su defensa.
Gilbert Bourdin fue arrestado por las autoridades francesas, pero fue rápidamente puesto en libertad vigilada debido a su precaria salud, muriendo en 1998.
La destrucción de la estatua puso fin a una larga polémica judicial con las autoridades francesas.
Según varios medios de comunicación sensacionalistas en torno a la estatua se realizaban misas negras, ritos satánicos, prácticas ocultistas, indignas y ridículas, y que la destrucción podía ocasionar un suicidio colectivo, que al final, no tuvo lugar.
Tras la muerte de Gilbert Bourdin, una gran resistencia popular y administrativa impidieron que fuera enterrado en un cementerio de la región o en el propio Mandarom, ya que era considerada una inhumación ilegal.
Desde la Revolución Francia ha heredado una tradición racionalista que reivindica la validez universal, un legado intelectual que deja poco lugar al pluralismo cultural y religioso.” Maurice Duval, etnólogo y conferencia de la universidad de Montpellier, que durante cuatro años residió entre los adeptos de Mandarom, publicó en el año 2002 un libro sobre su experiencia:: Un ethnologue au Mandarom.
Respecto a las acusaciones de pedofilia, afirmó que no había niños en Mandarom, y que en general las acusaciones realizadas contra la secta no estaban basadas en hechos demostrables, y que estaban contaminadas por la opinión desfavorable de los medios de comunicación y el racionalismo.