Las fuerzas armadas israelíes llevaron a cabo más de 1100 incursiones aéreas, y bombardearon intensamente el Líbano con unos 25 132 proyectiles.
A las 13:30, Abbas Jiha, un granjero y conductor voluntario de ambulancia, conducía un vehículo de la marca Volvo, con la palabra «ambulancia» escrita en rojo.
Las edades de los niños asesinados oscilaban entre los 7 meses y los 9 años.
Aunque los funcionarios israelíes admitieron que el vehículo fue el objetivo, el general de división Moshé Yalón afirmó que "fue utilizado por los combatientes para huir", pero una investigación independiente realizada por Amnistía Internacional, no encontró conexión entre ninguno de ellos con la milicia chiita Hezbolá.
Fue alcanzada por proyectiles antipersona israelíes que estallaron en el aire lanzando al suelo una lluvia mortífera de metralla.