La misión fue lanzada para ayudar a restaurar la estabilidad en el Congo después de que cayó en conflicto y desorden después de la independencia.
Para llevar a cabo estas tareas, se estableció una fuerza de las Naciones Unidas, la cual llegó a contar con casi 19.900 efectivos, provenientes de Argentina, Austria, Brasil, Birmania, Canadá, Ceilán, Dinamarca, Etiopía, Filipinas, Ghana, Guinea, India, Indonesia, Irán, Irlanda, Italia, Liberia, Malasia, Mali, Marruecos, Nigeria, Noruega, Países Bajos, Pakistán, República Árabe Unida, Sierra Leona, Sudán, Suecia, Túnez y Yugoslavia.
Presentó el doble propósito de retirar al personal militar belga (que luego se expandiría a mercenarios) y proporcionar asistencia militar para garantizar la estabilidad interna.
El segundo objetivo fue establecido para evitar que el país se convierta en un estado cliente de la Guerra Fría.
[5] Sin embargo, en los años que siguieron a la crisis del Congo, la mayoría de los congoleses veía a la ONUC como una injerencia extranjera inoportuna en los asuntos de su país.