Recogen textos desde el siglo II a. C. hasta el siglo V d. C., y posiblemente fueron confeccionados por judíos helenísticos y cristianos.
Se caracterizan por utilizar un personaje importante de la religión pagana Sibila para atacar el propio paganismo y anunciar su fin.
Existe la teoría de que Virgilio tuvo acceso a dichos libros.
Esta los habría vendido a Tarquinio el Soberbio y se conservaron en el Capitolio hasta el 83 a. C., en que se incendió el templo de Júpiter.
Después del incendio, fueron reemplazados por otros provenientes de Jonia y Eritras.