En aquella época Luxemburgo y los Países Bajos se encontraban en unión personal en manos del mismo rey, Guillermo II, el cual mantuvo esta orden exclusivamente luxemburguesa, pero su sucesor Guillermo III la vinculó como condecoración personal a la familia de Orange-Nassau.
El límite originario de los condecorados, establecido por Guillermo II, era de 30 miembros; pero su sucesor otorgó esta condecoración a 300 personas, incorporando una cláusula por la que rey podía concederla discrecionalmente, sin previa consulta al gobierno.
La Orden de la Corona de Roble subsiste como una condecoración luxemburguesa y en los Países Bajos se instituyó la Orden de Orange-Nassau para compensar las mismas distinciones honoríficas.
Tras la coronación del Gran Duque Adolfo, la Orden fue en primer lugar conferida a los luxemburgueses, y posteriormente también a los extranjeros, sobre todo a miembros de familias reales de otros Estados.
Actualmente consta de 5 grados y tres medallas: