Hay dos procesos para formar tejido óseo normal:[1] la osificación intramembranosa es la formación directa de hueso a partir del tejido conjuntivo primitivo (mesénquima), mientras que la osificación endocondral involucra cartílago como precursor.
En una fractura que se cura, la osteogénesis endocondral es el proceso mucho más frecuente, como por ejemplo en fracturas de huesos largos tratadas con yeso, mientras que en las fracturas tratadas con reducción abierta y estabilización con placas y tornillos metálicos puede haber osteogénesis intramembranosa.
La osificación heterotópica es un proceso que resulta en la formación de tejido óseo atípico, en un lugar extraesquelético.
Los mecanismos exactos por los que se desencadena el desarrollo del hueso aún no están claros, pero está de cierta forma relacionado con factores de crecimiento y citoquinas.
Se han propuesto varias hipótesis acerca de cómo ha evolucionado el hueso en los vertebrados.