Pablo Cervantes Perusquía

El cura Velázquez le dio clases de religión y con su ejemplo lo impulsó a seguir la vida sacerdotal.

Sus deseos de aprender los saciaba con la doctrina escolástica, con una mente ágil y amante de profundizar sus calificaciones fueron siempre buenas, pues unía la inteligencia y el empeño estudioso.

Siempre alternaba con sus cargos el ministerio sacerdotal de la predicación y del confesionario.

Entre sus inquietudes sacerdotales, quería auxiliar a las jóvenes profesionistas, empleadas o estudiantes, alejándolas de los peligros, promoviendo su mejoramiento cultural y dándoles sano esparcimiento, fomentando, ampliando y perfeccionando la cultura de LA MUJER QUE TRABAJA tanto en el aspecto físico como intelectual y moral, incluyendo además formación especial para el cumplimiento de la misión providencial general de la mujer, para esposa y madre de familia, ya que permaneciendo en el trabajo la mayor parte del día, frecuentemente descuida este aspecto.

Este mismo año se le dio personalidad legal a la sociedad con el nombre de SOLIDARIDAD FEMENINA.

Hermanas del Servicio Social frente a ellas sor Imelda Tijerina 1944 Instituto Secular Discípulas del Señor a sugerencia de Leonor Tijerina 1945 CENTRO OBRERO DE ESTUDIOS SOCIALES, A.C.. Una de sus preocupaciones más grandes fue la promoción del obrero en la ciudad en que ejercía su sacerdocio.

En el año 1947 en un curso de estudio sobre la Ley Federal del Trabajo, se hizo una encuesta para descubrir las más severas necesidades de los obreros, llegando a la conclusión que no tenían casa propia, por lo cual empezó a trabajar para que la obtuvieran.

Preocupado por elevar el nivel cultural y moral de la joven que trabaja, pensó el Padre Cervantes en un centro cultural que le diera a la mujer regiomontana horizontes amplios para realizarse en la vida, teniendo la posibilidad de ascender en los diferentes niveles, incluso contar con una carrera universitaria y también atender con mayor calidad las cuestiones familiares y de la sociedad.

En 1952 empezó a funcionar la Escuela de Trabajo Social, amparada por la Clínica y Maternidad Conchita, la Escuela dejó las aulas de la Maternidad Conchita, pero guardando su dependencia para que los estudios fueran reconocidos por la Universidad Autónoma