[4][5][6] Precisamente, setenta indígenas Picones fueron encomendados al obispo Rodrigo González Marmolejo, por Pedro de Valdivia.
[7] Tuvo más tarde el disfrute de la encomienda, Antonio González Montero, sobrino del eclesiástico.
[9] Probablemente, Pico fue una cabecera de relieve, desde que un curaca con ese nombre aparecía entre las "cabezas" excelsas del Reino, en tiempos de Valdivia.
A la llegada de los españoles al Valle de Santiago son nombrados (se refieren en realidada los curacas y loncos de los lugares y no a nombres propios salvo Michimalonco y Tangalonco).
” En otro orden, el mismo conquistador donó a Juan Bautista Pastene una encomienda, en 1550, en la que se incluyeron: En 1601, Ginés de Lillo entregó tierras a los promaucaes que vivían en ellas.