El palacio destaca por su fachada de piedra, que podría datarse del último tercio del siglo XVI.
Posteriormente fue aumentada en altura con un piso de doble ventana a modo de galería italiana.
La portada es la tradicional de aquel tiempo, un gran portón enmarcado por molduras por jambas apilestradas, remates de bola en los extremos y dibujo en relieve de guirnaldas en el dintel.
Sobre ese enmarque está el escudo familiar con una luna, que da nombre popular a la casa, y como remate una ventana central con alfiz muy sencillo.
En la esquina hay un doble balcón de ángulo, a dos alturas con columna en el centro y enmarque de molduras labradas en piedra.