Pertenece desde mediados del siglo XX a la Congregación de las Hijas de Jesús, al igual que el Palacio de los Escudero-Herrera, siendo ambos colindantes.
Su portada es adintelada y está rematada con pináculos en forma de pirámide.
En su interior, se encuentra un patio renacentista de arcos de medio punto sujetados por pilares y no por columnas.
El palacio ha sido utilizado como centro educativo, junto al contiguo Palacio de los Escudero-Herrera, desde que la Congregación de las Hijas de Jesús lo adquiriera a mediados del siglo XX.
Fue restaurado en profundidad a finales de los años 1990, siendo modificada su estructura para adaptarlo plenamente a las necesidades de la comunidad educativa.