Palacio de los Zambrana-Herrán

Al noreste se abría una gran explanada que correspondía a la antigua plaza del mercado.

El edificio principal, de volumen cúbico, presenta cubierta a cuatro aguas coronada originariamente por una pequeña linterna central, hoy sustituida por una tosca buhardilla.

Los vanos se disponen alineados en todas ellas (con ligeras modificaciones en fachada suroeste) según tres ejes verticales.

Los laterales, en ese piso, son algo más reducidos, aunque mantienen la proporción y eje de los superiores.

Como excepción, el alzado noreste, donde aparecen sólo cuatro cartelas colocadas irregularmente donde debieran existir seis, probablemente por alguna pérdida y refacción posterior.

El pasamanos de chapa curvada y moldura se decora en los ángulos con bolas metálicas.

El alzado noroeste, hacia la calle de la Carrera, destaca por su mayor riqueza decorativa.

Dos escudos, cuidadosamente labrados con las armas de los Zambrana, se disponen a cada lado del balcón nobiliario.

Presenta los ventanucos a ambos lados del vano central también en planta segunda, sin alinear con los inferiores y casi con seguridad abiertos posteriormente.

La puerta que da al huerto es, en este caso y como en fachada sureste, del ancho de las ventanas superiores, aunque sin ventanucos altos a los lados.

La carpintería del vano central de aquella presenta también parteluz y cornisa superiores, que no aparecen, sin embargo, en el resto.

Esta arranca con cómodos peldaños moldurados en piedra, que continúan con otros revestidos en baldosa cerámica a partir del primer piso.

Un zócalo pintado (tal vez fruto de alguna redecoración decimonónica) la recorre en todo su desarrollo.

Destaca la sala con ingenuas pinturas murales de motivos geométricos y paisajísticos, posiblemente realizadas hacia finales del siglo XIX.

En el huerto se levanta una graciosa acequia con una fuente hoy deteriorada, pero antaño alimentada por algún manantial encauzado.