Estudió en la escuela de hotelería El Ateneo y realizó pasantías en Buenos Aires, Europa y Nueva York, donde confirmó que la pasión por cocinar dulce se imponía a las largas jornadas de trabajo.
Su primera experiencia en la Argentina como profesional fue junto con Christophe Krywonis que se convirtió en su maestro de cocina y Osvaldo Gross en pastelería.
Pamela Villar hizo sus primeras armas con los fuegos y el cucharón a los 10 años, cuando copiaba en un cuaderno las recetas de su tía.
Se caracteriza por la dedicación para lograr sabores simples, genuinos y equilibrados.
En esta oportunidad se destacó por brindar clases de gastronomía dulce.