Ella resiste como puede, se escabulle, intenta suicidarse y, finalmente, agotados todos sus recursos, el joven amo da muestras de cambiar de actitud, consigue reformarlo y él demuestra su sinceridad proponiéndole matrimonio; con la feliz boda termina la primera parte.
En la segunda parte de la novela, Pamela intenta acomodarse a la alta sociedad y edificar una relación exitosa con su esposo.
Así, Richardson ayudó a reinventar un género literario que había alcanzado una reputación bastante dudosa.
Los autores de esta época consideraban que la carta permitía al lector acceder a los pensamientos del personaje.
Por ejemplo, un aprendiz podía comprarla o tomarla prestada y leerla en alto a otros mientras estaban trabajando.
Al español se vertió en 1794, con el título de Pamela Andrews, ó la virtud recompensada.
Muchos lectores contemporáneos quedaron sorprendidos por las escenas más gráficas, percibiendo licenciosidad en ellas, y por algunos comportamientos bastante discutibles de los personajes; fácilmente podía considerarse a Pamela, por ejemplo, como una intrigante joven intentando ascender socialmente mediante el matrimonio con un joven noble.