[1] Se caracteriza por una alta hidratación, lo que le proporciona una miga esponjosa con un alveolado abundante e irregular y un color crema pálido a blanco oscuro.
[2] Además, posee un sabor intenso y ligeramente ácido, gracias a un prolongado tiempo de fermentación.
Su corteza es enharinada, aromática, muy crujiente, y de color dorado a marrón oscuro.
La masa resultante es muy líquida y difícil de manejar, por lo que no es una receta apta para panaderos noveles.
[7] Sin embargo, no todo el pan hecho en esta región puede figurar bajo la protección IGP Pan Gallego, ya que se debe cumplir con unos criterios de elaboración fijados por ley.