El monumento, concebido para magnificar la celebración de la Eucaristía,[1] era increíblemente rico: en el momento de su destrucción tenía engarzadas más de setecientas perlas, dos aguamarinas, ocho rubíes, once amatistas, veintidós granates, ciento treinta y cinco esmeraldas y doscientos nueve zafiros.
No obstante, un error o el deseo de vincular la obra a un donante más prestigioso dio origen con el tiempo al nombre con el que es conocida.
El conjunto fue realizado en el tercer cuarto del siglo IX y es de estilo carolingio, si bien la piedra preciosa fue tallada en el siglo I, se conoce con el nombre de Julia, hija del emperador Tito (por representar a Julia Flavia, hija del emperador romano Tito) y está considerada una de las gemas antiguas más hermosas.
Solo el zafiro situado en la parte superior está grabado, mostrando en un lado un delfín y en el otro el monograma de la Virgen María.
Todas las piedras preciosas están engastadas en la configuración de oro; cada zafiro se fija a la pieza central mediante dos granulaciones, mientras que las perlas se retienen con un clavo de oro y un engarce de pequeñas hojas caladas.