Sin embargo, no aparece en ninguno de los Evangelios canónicos del Nuevo Testamento, sino sólo en el Evangelio de Tomás no canónico.
Los eruditos del Seminario de Jesús dieron a la parábola del asesino una calificación rosa, indicando que, en su opinión, es probablemente, pero no ciertamente, un dicho auténtico de Jesús.
[4] Según Funk (1997), "[a]tribuir una parábola a Jesús no atestiguada en los evangelios canónicos, y conocida sólo desde hace unos años, fue un acto de valentía que exigió una cuidadosa deliberación".
[4] Esta decisión del Seminario ha sido criticada por su incoherencia, ya que a la parábola paralela del rey guerrero en Lucas no se le dio una calificación rosa.
[5] La autenticidad de esta parábola ha sido atacada sobre la base de que Jesús no utilizaría una parábola que glorifica el asesinato, y debido a su uso de la frase "el Reino del Padre" que no se encuentra en los evangelios canónicos.