En la parábola, la insensatez del rico se revela a la luz de la propia muerte: Jesús termina por sentenciar lapidariamente que el sentido fundamental de la vida no consiste en amontonar bienes «para sí».
[1] La parábola, junto con su contexto, es la siguiente: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia.
También les refirió una parábola, diciendo: «La heredad de un hombre rico había producido mucho.
"[3] Arland J. Hultgren comenta que la parábola "provee un ejemplo de como uno no debería ser.
[5] Esta parábola ha sido representada por varios artistas, incluyendo Rembrandt, Jan Luyken, James Tissot y David Teniers el Joven.