Experimentos que han usado este acercamiento revelan que incluso distinciones arbitrarias y virtualmente sin sentido entre los grupos, como son preferencias por ciertas pinturas[2] o el color de la ropa,[3] pueden desencadenar la tendencia del sesgo endogrupal a expensas de los otros.
[4][5][6][7] Aunque existen algunas variaciones, el estudio tradicional del grupo mínimo consiste en dos fases.
Durante esta tarea, distribuyen un recurso valioso (Ej., dinero o puntos) entre los otros participantes que se encuentran identificados por un código numérico y un grupo de pertenencia (Ej., “el participante número 34 del Grupo A”).
[11][12] Originalmente Henri Tajfel y sus colegas desarrollaron el paradigma del grupo mínimo a principios de 1970 como parte de su intento por entender las bases psicológicas del comportamiento intergrupal discriminatorio.
Todos los miembros de los grupos fueron personas hipotéticas y por ende no presentaban diferencias distinguibles.
Después, los participantes calificaron a cada miembro del grupo en una escala Likert de siete puntos para favorabilidad.
Estos también estimaron las calificaciones mínimas y máximas para los rasgos de cada grupo.