La Paradoja de Pascal, llamada así por el experimento[1] de Blaise Pascal (1623-1662), dicta que: Este hecho parece contradecir el sentido común, sin embargo, este resultado encuentra una explicación sencilla cuando se aplica el Principio de Pascal,[3] que dicta que La presión ejercida sobre un fluido incompresible y en equilibrio dentro de un recipiente de paredes indeformables se transmite con igual intensidad en todas las direcciones y en todos los puntos del fluido.
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