El nombre del género se debe a la similitud en la conformación del cráneo de estos animales con los cráneos de los monos aulladores del género Alouatta: esta característica llevó a los estudiosos a sugerir un parentesco estrecho entre los dos géneros; sin embargo, esa relación fue desmentida más tarde con el análisis detallado de la dentadura.
En vida, estos animales tenían peso y dimensiones similares a las de los monos del género Alouatta, con respecto al cual, sin embargo, tenía cola más larga en proporción con el cuerpo: la cola probablemente era parcialmente prensil, y quizás retorcida, como sucede con los actuales monos titís.
[2] Análisis adicionales del post-cráneo de Paralouatta han confirmado que este género era probablemente semi-terrestre.
Los fósiles encontrados hasta ahora no indican que la presencia del hombre en la isla afectara en gran medida a su población, sobre todo porque esta especie se extinguió mucho antes de la llegada de los europeos a Cuba.
[2] Sin embargo, la isla estuvo antes poblada por los aborígenes taínos y ciboneyes, cuya llegada provocó la extinción de otras especies de mamíferos mayores, como el perezoso cubano gigante Megalocnus rodens, por lo que no podría descartarse que esos primeros humanos hubieran causado su desaparición.