Desde el punto de vista eclesial todo el territorio que actualmente ocupa Jatibonico, que en aquellas épocas todavía distaba mucho de ser colonizado, pasó a depender -como todo el Nuevo Mundo, "descubierto" por Cristóbal Colón y bajo el mandato de los Reyes Católicos-, del Arzobispado de Sevilla hasta tanto la Evangelización en los nuevos territorios recién colonizados comenzará a dar sus frutos y se fuesen creando nuevas estructuras y jurisdicciones eclesiásticas bajo la autoridad conferida por las cláusulas establecidas en las Bulas Alejandrinas y el subsiguiente Tratado de Tordesillas.
Entre 1787 y 1903: En 1787 se crea la diócesis de La Habana y se divide toda la isla entre estas dos diócesis que continúan siendo sufragáneas de Santo Domingo.
Poco antes de 1930, el obispo diocesano D. Enrique Pérez Serantes, ordena la construcción de una nueva parroquia que es terminada en 1933, siendo inaugurada y consagrada por este mismo prelado.
El listado que sigue resume los nombres de todos los sacerdotes que han tenido algún tipo de relación pastoral con la parroquia desde su fundación y hasta la actualidad.
Lo que más resalta a la vista de todos nada más adentrarnos en el templo son sus multicolores vidrieras, ya que posee unas preciadas galerías de hermosos y polícromos vitrales, escogidos, encargados, pagados e importados desde Irún,[89] provincia de Guipúzcoa, País Vasco, España, en 1956, por el Reverendo David Centelles Ortí, de origen valenciano y quien a la sazón fungía como cura párroco en dicho período.
Seguidamente se muestran algunos ejemplos de dichos vitrales, orgullo de todo jatiboniquense, -creyente o no-, por los méritos que los mismos aportan al acervo cultural local: Este otro precioso -y para casi todos, totalmente desconocido o cuándo menos, enigmático vitral-, ubicado a la diestra del altar (mirando desde el fondo del presbiterio hacia la entrada de la iglesia), es el único que rompe con toda la bien conseguida galería josefina a lo largo y ancho del templo.
Visualización del vitral dedicado a los "tres pastorcitos portugueses" que protege por el fondo a la imagen de Nuestra Señora de Fátima donada al templo parroquial por las parejas formadas por el Dr. Antonio Rosendo Ledesma Ungo (1926-2010), su esposa Gladis Margarita Sánchez Sosa y Antonio Ledesma e Isabel Ungo, padres de él en el año 1958.
Suelen pasar casi desapercibidos, excepto para quienes se fijan al detalle en todo el esplendor del templo parroquial.
De este modo, el Sagrario pasó a ocupar durante un tiempo el altar de Fátima o justo a su entrada izquierda, junto a la bajada derecha del Presbiterio, donde actualmente se encuentra situado, siendo visible desde todo el templo una vez flanqueadas la puerta principal de la iglesia.
Si su valor artístico es escaso, su contrapeso testimonial a nivel local es muy elevado.
[99] Desde esta casa, primera fundación de las hermanas en Cuba, salieron las 4 hermanas misioneras que fueron acogidas e invitadas por la diócesis de Cienfuegos para una segunda fundación en Cuba.
El antiguo caserón donde se radicó la comunidad que llegó a contar hasta con 6 religiosas, fue totalmente reformado por acometida del Obispado y hoy ya se ha adaptado casi por completo para acoger a las 4 religiosas que actualmente conforman la Comunidad Religiosa local.
Su labor también se extiende a actividades asistenciales entre los más necesitados, propias del carisma franciscano.